Es bastante habitual aprender reglas sobre la composición fotográfica. Reglas, normas, convenciones… estoy de acuerdo en que hay que conocerlas, entenderlas y usarlas. Pero lo más positivo que saco de la comprensión de estas reglas es saber cuando su ruptura intencionada da un valor adicional a nuestra fotografía.
Algo tan sencillo como dar la vuelta a una fotografía, puede significar el atractivo suficiente para que esta imagen te pida unos segundos más de tu tiempo y tú se lo entregues gustos@.
Esta fotografía la tomé en Praga a una pareja. El entorno era espectacular, pero el fondo no me daba suficiente contraste como para destacarlos. Entonces vi su reflejo en lago y les pedí que se movieran hasta situarlos en el claro de cielo donde sí llamaban la atención. Luego sólo tuve quedarle la vuelta a la fotografía para crear esta encantadora confusión et voilà!
¿Qué convencionalismos te has saltado últimamente?
¡Siempre hace buen día para la fotografía!